El secretario municipal de Innovación Pública y Gobierno Abierto dialogó en exclusiva con Zona Informativa sobre la “gestión en tiempos de crisis” y sobre un programa de voluntariado que desarrolla la cartera que dirige; además llamó a “recuperar la épica de lo local” para “hacer que las ciudades sean distintas”.
Por Agustín Cesio | Lautaro Aragón, el secretario municipal de Innovación Pública y Gobierno Abierto de Hurlingham, mantuvo una charla con Zona Informativa y entre otros temas, se expidió sobre la “gestión en tiempos de crisis”, comentó las características del programa de voluntariado que se desarrolla en la comuna bajo la cartera que dirige y llamó a “recuperar la épica de lo local” para “hacer que las ciudades sean distintas”.
-La secretaría que conduce lleva adelante el programa Ciudadano Acompañante, cuyo objetivo es “facilitar tareas de supervivencia” de población de riesgo y “brindar contención afectiva y asesoramiento técnico y legal por teléfono”. ¿De qué se trata?
-De un acompañamiento que genere un vínculo real y efectivo entre el acompañante y el acompañado. Hay que pensarlo desde las microhistorias que suceden entre la voluntaria y la abuela que necesita que le vayan a comprar los remedios, por ejemplo. El acompañamiento afectivo es el llamado, una vez por semana, cada dos o tres días, depende del vínculo que se establezca. El acompañamiento técnico tiene que ver con algunas cuestiones de trámites, como por ejemplo ir a PAMI Morón, el uso de la tarjeta de débito o enviar dinero con la Cuenta DNI. En ese acompañamiento técnico nos ayudó el FONCAP.
-¿Cuántos voluntarios hay?
-Hay ciento treinta voluntarios inscriptos, de los cuales están activos ciento seis. Contactamos tres mil doscientas de manera telefónica o presencial, dos mil que dieron una devolución positiva y sesenta personas son asistidas periódicamente. Pusimos al municipio en el cuerpo presente de un voluntario o voluntaria a tocarle la puerta a tres mil doscientos vecinos que son población de riesgo, a preguntarles si necesitaban algo. Eso se sumó a las varias redes que el municipio ya tenía funcionando.
Pusimos al municipio en el cuerpo presente de un voluntario o voluntaria a tocarle la puerta a tres mil doscientos vecinos que son población de riesgo, a preguntarles si necesitaban algo.
-“Ciudadano Acompañante” es algo así como gestión en tiempos de crisis.
-La crisis es gestión y lo difícil es gestionar en tiempos de crisis. La crisis te demanda gestión, tenés que resolver, y eso a veces te lleva a perderte la oportunidad de planificar algunas cosas. En situaciones como ésta el Estado a veces da respuestas casi módicas, espasmos que lo obligan a intervenir… Bueno, yo creo que se pueden hacer las cosas un poquito más minuciosas. Te podés tomar una semana, nosotros lo hacemos, para concluir un trabajo iniciado hace diez días con Defensa Civil, con Obras Públicas, con Seguridad, con Tránsito, nuestra cartera, con los Boy Scouts… Nos preguntamos por el espacio público cuando se levante la cuarentena estricta: ¿va a ser igual o no? ¿cuáles son los puntos críticos, qué vamos a hacer con ellos?
-¿Y en ese marco qué piensan hacer?
-La semana que pasó le dimos forma y a partir de esta probablemente tengamos alguna de las intervenciones para ensanchar veredas, para entregarle al vecino un mensaje de cuidado, cosa que cada vez es más difícil de transmitir. Con la pandemia se discute, entre otras cosas, cómo habitamos el espacio público. Los ciudadanos se retiraron del espacio público a la fuerza, y cuando lo volvieron a habitar tuvieron varios mensajes, del cuidado, la distancia, las manos… Pero el espacio público es el mismo. Hay una incongruencia ahí y esa es una de las líneas para trabajar. Además disparan otras cuestiones: movilidad, sustentabilidad, recreación…
-¿Hay espacio para discutir esas cuestiones en Hurlingham? Habló de espasmos y a veces la discusión pública está soslayada por espasmos coyunturales como el de Vicentín, la infectadura o el asesinato de Fabián Gutiérrez.
-Hay que generar el espacio, sobre todo quienes somos decisores públicos y estamos en el día a día en un municipio. No es momento para engancharse con Vicentín, aunque eso no quiera decir que uno no tenga una posición tomada. De Vicentín o de la infectadura ya habla el intendente. Nuestra tarea es pensar en la transformación de Hurlingham, la centralidad como funcionario tiene que estar ahí. Después los intendentes discuten esos temas porque tienen un pie en lo local y otro en lo provincial y nacional…
-Sobre todo Juan Zabaleta que es armador del presidente en el Conurbano.
-Nuestro intendente puede discutir temas nacionales, entre otras cosas, porque hay un equipo de gobierno que trabaja. Sin embargo, no descuida lo local, no se sobrenacionaliza. Eso nos da una oportunidad que no podemos desaprovechar: cómo hacer que las ciudades sean distintas. Nosotros hicimos un plan estratégico…
Nuestra tarea es pensar la transformación de Hurlingham, la centralidad como funcionario tiene que estar ahí. Después los intendentes discuten esos temas porque tienen un pie en lo local y otro en lo provincial y naciona
-Lo presentaron el año pasado.
-En septiembre. Decíamos “tenemos que pensar una ciudad para las personas, no para los autos”. Hay que recuperar la épica de lo local, la de tu pueblo. Hacerle preguntas a la ciudadanía: “esta ciudad que viene, ¿es donde podrías conocer al amor de tu vida? ¿Te invita a caminarla, a vivirla, a sentirla? ¿O es la misma ciudad de antes, que no cambió nada?”.
-¿Imaginan el Hurlingham de la nueva normalidad o esas preguntas son también espasmos?
-Lo estamos trabajando. El secretario de Gobierno, Maximiliano Topino, está en la misma sintonía. Pero las discusiones se dan de a poco, sobre todo durante la pandemia. Puede ser una oportunidad. Me entusiasma discutir lo urbano, es disparador de otros procesos cocreativos de la comunidad que siempre terminan siendo un buen proceso.